Mujer y DV - Baja vision y acceso TIC

Información sobre el acceso de las TIC de personas con baja visión y Empleabilidad Tecnológica
BV y TIC
Baja Vision y TIC
Vaya al Contenido
Mujer y DV
   
Hasta hace pocos años, eran relativamente pocas las investigaciones focalizadas en establecer comparaciones formales entre la salud ocular de mujeres y hombres[1], y aunque son muchos los estudios cuya muestra poblacional son hombres - o muestras mixtas - sus hallazgos no se habían analizado por separado, comparativamente, en función del género.

En cualquier caso, parece claro que los trastornos de la visión afectan en una proporción mucho mayor a las mujeres (Ulldemolins, Lansingh, Valencia et al. 2012), especialmente en los países con rentas medias-bajas que albergan las cuatro quintas partes de todas las personas ciegas o con discapacidad visual en el mundo – sobre todo regiones de África, Asia y Oriente Medio.

 Sabemos que, a nivel global, alrededor del 66%, dos de cada tres, de todas las personas que padecen ceguera son mujeres.

Si a esta importante proporción de la población le sumamos otros factores determinantes como la pobreza y la edad, podemos darnos cuenta fácilmente de las limitaciones vitales que puede suponer esta condición en sus vidas (Clayton, y Davis, 2015).

Una mujer ciega en una oficina
 
Ya en el año 2012, el informe de la fundación internacional SEVA (SEVA) confirmaba la tendencia apuntada por la OMS en 2007 (Sen y Ostlin, 2007), y que suponía que de entre las 6 afecciones oculares más frecuentes a nivel mundial, 5 mostraban al menos una prevalencia superior al doble en el caso de las mujeres respecto a los hombres.

Y, además, prácticamente para todas las afecciones causantes de ceguera que podrían haberse prevenido o tratado, se sigue manteniendo esta proporción, particularmente en el caso de las cataratas (Zetterberg, 2016) y el tracoma, endémico todavía hoy en cerca de 50 países, y, donde la proporción supone el triple de mujeres afectadas (Doyal y Das-Bhaumik, 2018).

Las posibles explicaciones a este diferente grado de afectación han estado clásicamente relacionadas con la biología, especialmente con cambios hormonales que acompañan la vida de la mujer (Eisner, 2015). Sin embargo, recientes enfoques señalan la necesidad de una conceptualización en la que sean tenidos en cuenta, no solo los factores biológicos sino también los roles sociales y culturales.

Un ejemplo es el tracoma, ya que a pesar de tratarse de una afectación de etiología infecciosa, es lícito  preguntarse si su superior prevalencia en la población femenina se debe únicamente a factores biológicos o tienen alguna influencia las condiciones de vida que hacen, en la mayoría de lugares del mundo, a la mujer responsable del cuidado de otros afectados y a una división del trabajo relacionada con el género (Wolfson, Fedewa, y Young, 1999), como lo son clásicamente las responsabilidades asociadas al cuidado infantil y las tareas relativas al aseo y la higiene, especialmente en lugares donde las condiciones higiénicas puedan ser deficitarias (Congdon, West, Vitale et al., 1993).
 

   [1] Nótese que se usan en el texto los términos mujer, hombre, sexo, género sin ánimo ideológico alguno y sin que ello pretenda expresar ninguna opinión, preferencia o idea preconcebida acerca de la diversidad, identidad y/o preferencias sexuales. Se emplean únicamente reproduciendo la terminología remitida por los estudios consultados.
 
 
Penny Sanz González
Baja visión y acceso a las TIC
Empleabilidad tecnológica
Máster en Tecnología Educativa:
e-learning y Gestión del Conocimiento
penelopesanzgonzalez@gmail.com
bajavisiontic@gmail.com

Creado por Penny Sanz Gonzalez
Regreso al contenido