Impacto en la Calidad de Vida - Baja vision y acceso TIC

Información sobre el acceso de las TIC de personas con baja visión y Empleabilidad Tecnológica
BV y TIC
Baja Vision y TIC
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a través de las lentes de unas gafas se ve un bosque que aparece difulminado fuera de ellas
DISCAPACIDAD VISUAL: SU IMPACTO EN LA CALIDAD DE VIDA Y CLASIFICACIÓN.
La visión desempeña un papel fundamental en la percepción e integración de la información sensorial procedente del entorno. La consecuencia inmediata de una discapacidad visual (DV) sobre la capacidad de acción y autonomía del individuo se basa en la disminución y/o pérdida de acceso a la información procedente del espacio circundante que supone. Su espectro depende tanto de factores ambientales – distancia, familiaridad con el medio … - como personales – por ejemplo, la concomitancia de otras limitaciones sensoriales o físicas, condiciones sociales o personales del individuo y de su entorno inmediato. Estas limitaciones multifactoriales, suelen traducirse en obstáculos y barreras que dificultan o impiden la realización de actividades de la vida cotidiana de diversa índole y que oscilan entre un amplio rango desde las más básicas (alimentación, deambulación, aseo …) hasta las consideradas menos vitales.
Comparativamente, existe una notable cantidad de estudios que priorizan la información visual respecto a otras fuentes sensoriales. Desde el punto de vista académico, este sesgo se fundamenta en los estudios perceptivos y procedentes de la psicología cognitiva que apuntan a la complejidad del sistema visual. Aunque esta explicación ha recibido numerosas críticas, y más allá del argumentado Efecto Mateo que podría subyacer a esta ventaja, la tecnología empleada en la investigación dedicada a la percepción humana se encuentra más adaptada al estudio de la visión que a otros sentidos. Culturalmente la información visual ha sido incentivada respecto a otras incluso en los estudios acerca de la atención. En las últimas décadas existe un creciente interés dirigido, no tanto a la predominancia sensorial cuánto a su integración, especialmente basadas en enfoques multimodales de la percepción, de gran trascendencia en ámbitos educativos (Hutmacher, F., 2019).
Ser capaces de localizar e identificar los objetos que nos rodean, captar las relaciones tridimensionales entre ellos - que incluyen la propia ubicación en relación con los objetos cercanos (egocéntrica) – es importante, pero también lo es alcanzar un nivel meta-visual que permita construir una suerte de cognición espacial (Giudice, 2016, p.260). Dicho de otra manera ...
la DV afecta en la práctica a todos los aspectos de la vida cotidiana del individuo, abocado a encontrar dificultades en la ejecución de las actividades cotidianas, a la reducción de su movilidad y su capacidad de participación social y, por ende, en la falta de independencia plena y merma en la calidad de vida.
Sabemos que existe una asociación entre discapacidad visual y depresión que varía entre los países de ingresos bajos y medios conforme al estudio SAGE, y que esta asociación es más significativa en China, Ghana e India (Chatterji, S, y Kowal, P., 2013). Pero, además, estos hallazgos son consistentes con los resultados obtenidos en países de rentas superiores especialmente entre la población adulta (Heesterbeek, van der Aa, van Rens et al., 2017).

A los factores físicos y medio ambientales, como la falta de adaptación en las infraestructuras, se unen aspectos sociales reflejados en conductas discriminatorias. La discriminación se materializa mediante la exclusión, restricción o falta de reconocimiento de los derechos humanos y libertades fundamentales ya sea en los ámbitos político, económico, social, cultural y civil o cualquiera otro (Martínez-Martínez, Nikolova, Coutiño-Vázquez, 2020). En el caso de las personas con discapacidades la discriminación amenaza al libre y pleno ejercicio de sus derechos de manera notablemente contraria a lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Como consecuencia, directa o indirecta, de estas trabas, surgen barreras en la participación social plena de las personas con DV pese a las múltiples campañas e iniciativas (Carter, J. M., y Markham, N., 2001) llevadas a cabo en los últimos años a nivel global, de sensibilización y racionalización que buscan la plena inclusión (OMS, 2010), y que no han logrado resultados satisfactorios (Scott, Bressler, Folkes et al., 2016) en este importante aspecto vital y especialmente en el ámbito laboral (Crudden, McBroom, Skinner et al.,1998).

La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (ICF o CIF) fue desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (Silva, Correa, Pereira et al. 2019; Terrón Cuadrado, 2018) como una herramienta facultativa que pretende ofrecer un lenguaje estandarizado y unificado para la descripción de la salud y los estados relacionados con esta. Empleando su esquema de valoración, se pretenden objetivar los aspectos relacionados, no únicamente con la condición de salud física, sino, de manera más comprehensiva, las implicaciones e influencias del entorno sobre la vida de la persona.

Esta clasificación emplea el modelo biopsicosocial aplicado a la discapacidad que aglutina tanto el modelo médico como el social en busca de un enfoque integrado. Su razón de ser fundamental es la consideración de la discapacidad como un fenómeno complejo (a la vez un problema a nivel físico del individuo y, simultáneamente, un fenómeno de naturaleza social). Se concibe la discapacidad como interacción de las características de una persona y las características del contexto general en el que vive y trabaja, de modo que, si algunos aspectos de la discapacidad son casi exclusivamente internos, otros, en cambio, son completamente externos al individuo. Por ello, es preciso contar tanto con acciones de carácter sanitario como respuestas de carácter social que trabajen de manera conjunta a la hora de abordar los problemas asociados con la discapacidad.

El concepto de Funcionamiento y discapacidad apuntan claramente a una resultante fruto de la interacción entre las condiciones de salud – sean trastorno, lesión o enfermedad - y factores contextuales que incluyen a los de origen ambiental externo - clima, infraestructuras, legislación, condicionantes y actitudes sociales - y factores personales propios – Edad, estilos de afrontamiento, educación, profesión, experiencia, patrones de conducta etc. - que influyen en cómo el individuo vivencia la discapacidad.
La conceptualización proporcionada por la CIF hace imposible comprender la discapacidad sin considerar y describir, hasta donde sean objetivables, tantos factores ambientales como afecten al individuo (Stucki, 2005
)
Tabla 1. Se resumen las condiciones a estudiar en la evaluación de la discapacidad visual a partir del modelo ofrecido por la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (OMS).

El componente Actividad se define como la ejecución de una tarea o acción determinada por parte del individuo y el de Participación por su implicación en
una situación de la vida. Una dificultad a nivel individual se considera limitación de la actividad, en cambio a nivel social se clasificaría como restricción de participación. Los Factores contextuales forman un componente independiente e integral de la clasificación y se dividen en (a) Factores ambientales y (b) Factores personales. Los primeros tienen un impacto sobre todos los componentes del funcionamiento y la discapacidad, pero los Factores personales no están clasificados en la CIF.
La Clasificación Internacional de Enfermedades 11 (CIE11) en su revisión de 2018 establece la división en dos grupos del deterioro visual: de presentación (a) distante y (b) cercana. Existen cuatro subgrupos dentro de la categoría distante: (a1) Leve, caracterizada por una agudeza visual inferior a 6/12 o igual o superior a 6/18; (a2) Moderado, en el que es inferior a 6/18 o igual o superior a 6/60; (a3) Grave que presenta una agudeza visual inferior a 6/60 o igual o superior a 3/60 y (a4) Ceguera con una agudeza visual inferior a 3/60. La categoría de presentación cercana se establece cuando se encuentra una agudeza visual cercana inferior a N6 o M.08 a 40 cm contando con la corrección existente (OMS, 2014, 2019). Conforme a esta misma clasificación, la función visual se puede establecer como: (1) visión normal; (2) Discapacidad visual moderada; (3) Discapacidad visual grave o (4) Ceguera.
Habitualmente el término Baja visión se emplea indistintamente para referirse tanto a la pérdida de función moderada como a la grave, y, junto a la Ceguera, constituyen lo que comúnmente conocemos como Discapacidad Visual (DV). De modo general se emplea la denominación Baja visión (BV) para referirse a quienes poseen un resto visual que les permite captar la luz, son capaces de orientarse mediante ella y pueden emplearla con propósitos funcionales. Podemos ver que no se trata de un término absoluto debido a que tiene en consideración las necesidades del individuo, sin embargo, su denominador común es que quienes la padecen carecen de la visión suficiente como para realizar una tarea a voluntad incluso con la mejor corrección posible.


Una madre y su hija sentadas en la cama. La madre lee en Braille un libro a su hija


En cualquier caso, cuando hablamos de DV podemos referirnos tanto a la ausencia completa de visión como a determinadas alteraciones que suponen una dificultad para la realización de ciertas actividades, aunque no supongan la ceguera total.
En función de su etiología, pueden clasificarse en aquellas de origen hereditario, congénito o bien en enfermedades adquiridas en algún momento de la vida del individuo.
Las deficiencias visuales adquieren cada vez mayor importancia a tenor del aumento de la esperanza de vida debido a que, como consecuencia de las patologías propias de la edad o a enfermedades adquiridas – degeneración macular, retinopatía diabética … – su prevalencia ha aumentado (Loh y Ogle, 2004).
Para las personas sin problemas visuales resulta relativamente difícil concebir la manera en que los diversos grados de DV que provocan BV afectan a la percepción , a esto hay que añadir que cada patología específica tiene como consecuencia unos efectos diferentes en la percepción visual.

En el espectro de visión en que nos centramos, analizaremos estos efectos de las diversas afectaciones de manera algo más detallada a continuación. Baste con recordar la cantidad de ocasiones en que se nos pregunta, a quienes llevamos gafas, el porqué de quitárnoslas para adaptar nuestra vista a una tarea concreta, para la cual evidentemente la corrección de la lente no nos resulta útil, o simplemente el porqué de que no veamos algo si llevamos la corrección óptica puesta.

Penny Sanz González
Baja visión y acceso a las TIC
Empleabilidad tecnológica
Máster en Tecnología Educativa:
e-learning y Gestión del Conocimiento
penelopesanzgonzalez@gmail.com
bajavisiontic@gmail.com

Creado por Penny Sanz Gonzalez
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